El encuentro mantenido el pasado viernes por miembros de ATEA con una representación de cierta sociedad cinegética local –con el Teniente-Alcalde municipal de testigo–, al menos contribuyó al reconocimiento tripartito de que “los perros utilizados para cazar no pueden mantenerse en estas condiciones”, en clara referencia a las imágenes que se adjuntaron en su día por nuestra parte acompañando a sendas denuncias. Con independencia de la extrema dificultad de acuerdo en cuanto a la práctica de la caza como tal (no era ese el motivo de la reunión), al menos todos los asistentes coincidimos en que los perros merecen algo mucho mejor que una jaula permanente a la intemperie o un entorno caótico de somieres por todo hogar. De hecho, nos fue comunicado de viva voz que en breve piensan contratar los servicios de un adiestrador canino para que ofrezca a los asociados un curso de capacitación, que al parecer incluirá aspectos como legislación proteccionista y bienestar animal. Aunque ATEA se muestra escéptica en cuanto a que dichos profesionales orienten su actividad a lo que podríamos llamar “cuidado altruista”, valoramos de forma positiva el hecho de que tanto la administración local como el mencionado colectivo de cazadores se percaten de que dicha práctica tiene indeseables efectos colaterales para una de las partes del escenario: los perros.
Si deseas que sigamos luchando por los animales, APÓYANOS.