Esta vez en la localidad vizcaína de Barrika. Un perro languidece como “guardián” de una nave de maderas, como si sus responsable aún no se hubieran enterado de que existen alarmas, y sobre todo de que los animales no deben ser considerados matones ni objetos, sino amigos, a los que debemos el afecto que cada uno de nosotros desea para sí mismo.
Si deseas que sigamos luchando por los animales, APÓYANOS.
En el escrito remitido al alcalde, se le recuerda (nos gustaría que subrayar la evidencia fuera innecesario) que los perros son animales de naturaleza sociable, que no aspiran para ser felices sino a formar parte de una familia y a cuestiones tan sencillas pero tan esenciales para ellos como dormir caliente y compartir paseos con sus compañeros humanos. Se le insta a aplicar la normativa vigente, cuya existencia ni siquiera conocen en muchos pueblos hasta que les llega una denuncia, desconocimiento que, además de ilegal, supone un gravísimo signo de irresponsabilidad política, impropio desde luego de una sociedad que ose llamarse democrática.
Se le recuerda asimismo al Sr. Alcalde que no deben hacer un apaño selectivo de los artículos que mencionamos en el texto, sino asumirlos como un todo. Decimos esto porque lo habitual es que la Policía Local de turno suele quedarse con lo que más le conviene entre todos los apuntes que hacemos, de tal manera que dan el caso por zanjado si comprueban que el animal tiene una caseta maloliente, la cartilla sanitaria en orden y que recibe comida regularmente. Insistimos por ello en que, salvo que alguien cualificado demuestre que permanecer siempre amarrado a unos metros de correa no genera a la víctima sufrimiento o angustia en grado alguno, se estará incumpliendo la normativa vigente en la materia.
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