No parece justo reconocer derechos de base ―a la vida, o a la integridad tanto física como emocional― a determinados individuos y negárselos a otros, siendo unos y otros iguales por lo que concierne a sus características morales y fisiológicas. Pues pareciendo de sentido común tamaña injusticia, es de hecho lo que sucede con el grupo de primates antropoides conocido como Grandes Simios (GS), al que por cierto pertenecemos todos los seres humanos sin excepción.
El Proyecto Gran Simio (PGS) cumplea treinta años, y con tal motivo hemos publicado un artículo de opinión, pues si ya entonces parecía claro que algunos derechos basales deberían ser reconocidos jurídicamente para el conjunto completo de miembros de todas las especies de GS, y no solo en la humana, hoy aquella intuición es una completa certeza.
SIMIOS IGUALES, IGUALES DERECHOS
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