SOLICITAMOS AL ALCALDE DE VITORIA QUE ELIMINE LAS VAQUILLAS DEL PROGRAMA FESTIVO
Nuestra asociación ha solicitado formalmente al alcalde de Vitoria‑Gasteiz, Gorka Urtaran, que se eliminen definitivamente los espectáculos con vaquillas del programa festivo de las fiestas patronales de agosto, por cuanto ello supone el último resquicio de violencia pública hacia los animales, tras dejar atrás en los últimos tiempos la participación de los mismos en la Feria Medieval, o la carrera de burros, o ―de facto― las corridas de toros, sin que la ciudadanía en general se haya sentido ni ofendida ni atacada, sino más bien al contrario: cree ahora que la capital de Euskadi es más moderna y empática, aspecto este último esencial si queremos abordar con solvencia el tan traido y llevado «progresismo social».
Desde nuestra entidad solemos trasladar a los agentes políticos reflexiones en realidad muy simples para quien está dispuesto a abrir su mente a través de la empatía ―precisamente― y de la solidaridad parahumana. Por diversas circunstancias, no todo el mundo está preparado para dicha apertura intelectual. Pero nuestra experiencia nos dice que haber tenido la oportunidad de convivir con animales ayuda, y mucho. Sabemos que es el caso del señor Urtaran, y esperamos por ello que esté en disposición de entender lo que deben de experimentar esos animales ―las vaquillas, cachorros bóvidos, en definitiva) al ser manipulados durante todo el proceso, desde que son separados de sus familias hasta que se encuentran en la arena, donde cientos de personas, con el lícito deseo de pasar un buen rato, se lo hacen pasar mal a ellas. Porque queremos entender que cualquier persona con una estructura mental estándar comprende sin dificultad que dichos animales sufren en la plaza estrés, angustia, frustración, añoranza por los suyos, miedo, desconcierto por no entender la razón del acoso de la gente ni acertar por dónde pueden huir de tan agobiante situación. Ni que decir tiene que nada parecido permitiríamos con nuestro perro o gato, para quienes deseamos lo mejor, en calidad de amigos que son. Pero lo admitimos en otros animales en lo fundamental idénticos en los aspectos que nos ocupan: capacidad de sufrir y de disfrutar. ¿Hemos pensado alguna vez en este comportamiento cuando menos esquizofrénico? Los humanos, desde nuestra condición «racional», deberíamos apreciar ambos escenarios como indeseables para las víctimas, y por tanto no contribuir a su existencia.
Por otro lado, los espectáculos con vaquillas transmiten los peores valores educativos a nuestros jóvenes, pues con ello acaban aceptando la agresión psicológica a inocentes como el «orden natural de las cosas», y que por tanto, para obtener diversión propia, es lícito causar sufrimiento ajeno. Esto choca frontalmente contra los valores éticos que les son inculcados en la escuela, y acaban creyendo que tales valores únicamente son aplicables al ámbito humano. ¿Cómo pretendemos entonces que adquieran una ética global, que sirva para todos aquellos seres capaces de sufrir o disfrutar?
Es por todo lo aquí expuesto que solicitamos a la máxima autoridad civil del municipio que, en la medida de sus posibilidades, ayude a que no se incluyan espectáculos donde participen animales ―siempre contra su voluntad, tengámoslo en cuenta― durante las próximas fiestas en honor de nuestra patrona. Pensamos que ello nos acercaría a eso que desde el ámbito político tanto se subraya: una sociedad del bienestar, progresista y respetuosa. Tenemos la oportunidad de que la tan publicitada «nueva normalidad» incluya un mayor respeto hacia todo ser vivo, y en especial hacia los animales.